Assemblages

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Assemblage. Trabajo de un estudiante de Morfología 2,, 2011.

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Toda operación de assemblage supone ir al encuentro con la realidad física que imponen los materiales utilizados. Cada uno de ellos remite a un fragmento de mundo y en su convivencia con otros fragmentos contribuye a construir nuevos universos posibles.

Escribe Anni Albers: “¿Cómo elegimos un material específico, nuestro medio de comunicación? Accidentalmente. Algo nos habla, un sonido, un roce, dureza o suavidad, nos atrapa y nos pide ser formado. Estamos encontrando nuestro lenguaje, y a medida que avanzamos aprendemos a obedecer sus reglas y sus límites. Tenemos que obedecer y adaptarnos a sus demandas. Las ideas fluyen de él hacia nosotros, y si bien sentimos que somos el creador, estamos involucrados en un diálogo con nuestro material. Cuanto más sutilmente sintonizados estemos con el material, más inventivas serán nuestras acciones. No escucharlo, conduce al fracaso.”

Para vislumbrar el mecanismo de cada assemblage, resulta útil poder relacionar este concepto con otros modelos –que tienen origen en la música, la química, la fotografía fija o en movimiento, por citar algunos ejemplos– en los que la determinación de una estructura o esqueleto contribuye a disponer los objetos dentro de un encuadre. La pluralidad de colores, formas, escalas, texturas, materialidad, pesos visuales y matices que poseen las partes de cada composición requieren un fuerte conocimiento, análisis, descomposición y clasificación tanto individual como relacional. Esto habilita la posibilidad de efectuar múltiples intervenciones en la articulación entre piezas a través de los conceptos de oposición, pregnancia visual, sumatoria, transparencia, obstrucción, ritmo, simetría, regularidad, asimetría, modulación y muchos otros. En particular, en el campo del diseño de comunicación visual, este tipo de procesos enriquecen el camino hacia el desarrollo de los propios lenguajes gráficos

Es, entonces a partir de la aproximación al conocimiento morfológico que procuramos reorganizar estructuradamente cada objeto. En el curso de invención de cada totalidad, el sujeto se aproxima, improvisa, explora, estudia y propone los posibles nexos entre los componentes y sus propiedades. Durante la experimentación y el ensayo de las alternativas de vinculación descubre el diálogo material en la articulación generada y adquiere la capacidad de manipular estos elementos de manera sutil.

Cada fracción compositiva adquiere, entonces, una función designada —tanto en relación a otras como a la totalidad— equilibrándose mutuamente, es decir que cada parte es pasible de ser modificada perceptivamente debido a su grado de concordancia con las otras partes. Derivamos de esa instancia tanto la comprensión de características morfológicas particulares –transparencia, opacidad, textura, escala, paleta, materialidad, aspectos sensitivos– como de las generadas en consecuencia del ensamble morfológico de las partes de la composición: sistemas de oposición, simetría, asimetría, “sumas y restas”, jerarquías y pesos visuales de los layers (capas de material).

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[Texto publicado en la sección Aperturas de la revista Area nº 18. FADU, Buenos Aires, 2012