Wabi Sabi: Lo imperfecto. Lo mudable. Lo incompleto
Conferencia
La belleza es, en la tradición Zen, algo que ocurre entre uno y otra cosa en una situación. La expresión Wabi-Sabi —afirma Leonard Koren— indica alteración en la conciencia; un estado de poesía y gracia no ordinarias pasible de ser hallado a través de objetos y actos aparentemente irrelevantes. Wabi-Sabi constituye un acontecimiento dinámico que corresponde a la belleza de las cosas imperfectas, mudables e incompletas. Se considera que Wabi-Sabi puede aparecer espontáneamente en cualquier momento en el que se de la circunstancia, el contexto o el punto de vista adecuado. En Wabi-Sabi la observación de la naturaleza propone un horizonte de verdad: en los detalles que se pasan por alto se suele encontrar lo extraordinario.
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1. La diversidad de la ecología cultural es algo deseable, sobre todo como contrapeso frente a la fuerte tendencia hacia la digitalización universal de toda experiencia sensorial. En un encuentro sobre Forma y Contexto adquiere especial relevancia analizar ideas globales, pero también conceptos particulares y locales —por caso, Wabi-Sabi— muy difícilmente reductibles a esa máquina de aplanar la realidad que, hoy por hoy, se despliega con prisa y sin pausa por nuestras vidas pixeladas. En mi caso, una gran curiosidad ha sido el comienzo de un lento, aún incipiente, desplazamiento personal hacia el pensamiento de Oriente —y el de Japón en particular, que ha hecho culto de su insularidad de cielo e infierno y no parece renegar de las consecuencias: las acepta—. “En lo que a Japón se refiere, ignoramos casi todo aún siendo este país un archivo clave para el siglo que comienza”, sostiene Alberto Silva. Y agrega: “Entenderlo supone traducirlo”. Traducir es, necesariamente, traducir-nos, acto que convoca a realizar el movimiento inicial —de especial interés para el estudio de la Morfología— que nos permita acceder a la relación profunda entre Forma y Vacío que Wabi-Sabi manifiesta.
2. El problema comienza cuando descubrimos que de esta expresión profundamente arraigada en la cultura Zen no es posible una traducción precisa. En el Japón la movilización ante lo bello siempre es situacional y parte de una superposición inédita (que la terminología japonesa marca de manera evidente): la lengua japonesa tiene la posibilidad de utilizar varios términos para calificar —cosa que encuentro especialmente notable—el acto estético.
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El término Wabi se refiere a la alegría por una vida alejada de los problemas mundanos y a un tipo de belleza serena y austera. Sabi a la belleza tranquila o fría, ligada al paso del tiempo y a los ciclos de la naturaleza.
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4. El sentido de exploración —interiory exterior—que encarna en Wabi-Sabi hace imposible aislar el concepto del universo contextual en el que nació y se desarrolló. Japón mantuvo un contacto muy selectivo con el mundo exterior, particularmente en la era Edo (1600-1868, época de la consolidación de las grandes ciudades y también del nacimiento de una cultura premoderna. Históricamente, en este mundo de sakoku (país cerrado) no han existido fronteras entre la experiencia estética, el comportamiento cotidiano, la ética y la filosofía para dar cuenta de estos criterios de apreciación de lo bello, que fluyen entre sí o que suelen solaparse o superponerse—como, justamente, en la expresión Wabi-Sabi— cuando necesitan consolidarse en el lenguaje: constituyen, por un lado, un ideario que tiene evidentes puntos de contacto con el centro de la vanguardia estética occidental, pero también resultan una suerte de totalidad avasallante perfectamente expresada por Henri Michaux (1931) en dos de las tantas sentencias que escribe en Un bárbaro en Asia: “hace siglo y medio que Japón es inspiración de la modernidad de Occidente”, “hace diez siglos que el japonés es moderno”.
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[Parte del texto presentado en el Congreso Forma y Contexto, Universidad Nacional de Tucumán, 2009.]