Ars Heuristica  [x Alberto Silva]

En variados sentidos, Ars Heuristica alcanza. Arriba con brevedad de máximas (a menudo aforismos), fruto de un pensamiento que se allega a la poesía. Su calculada concisión basta para situarnos a las puertas de un hecho candente: recreando lo que existe, busca inventar algo nuevo; algo escurridizo nos estalla entre las manos, buscapié que nos hiere y despierta. Nadie sabe del todo qué es eso nuevo. Sólo podemos señalizar el camino recorrido por la experiencia, tarea llamada invención de conocimiento. Así, ya hemos llegado al corazón de este hermoso texto.
Ahora bien, ¿qué es conocimiento? Tal vez se parece a grupitos de islas rociadas en un inmenso océano. Si hilamos las islas con pespunte, podemos imaginar cadenas cuyas cumbres emergen como cotos de altura. La búsqueda inventiva equivale a navegar con ayuda de un doble ingenio. Uno, el catalejo, dirime la distancia más corta entre islas (conocer es transitar de un sitio que creemos conocido a otro inexplorado). El segundo es un mapa, cada vez más plausible en su incesante re-configuración.
Cuanto más avanza el conocimiento, más constatamos la vastedad del mar. ¿El mar es la ignorancia? Ciertamente lo ignoro. Sospecho que el mar es el vacío. Como tal, deja de ser un problema y se torna celebración de la incerteza, oscilar de palabra y silencio.

[Alberto Silva es ensayista, poeta y traductor. Doctor en Sociología por la Universidad de París y en Ciencias Políticas por la de Madrid, Silva enseñó 13 años en la Universidad de Estudios Extranjeros de Kyoto, Japón. Silva publicó El libro del Haiku y cuatro volúmenes de Zen, ambos editados por el sello Bajo la luna.  Actualmente reside en Buenos Aires.]

Ars Heuristica [x Verónica Devalle]

Si hay algo que aparece con nitidez luego de la lectura del texto de Wainhaus es la potencia de la Heurística, su cotidiana necesidad, el modo en que abre mundos y recrea experiencias. Una forma de conocer que, a contrapelo del pensamiento positivo propone lógicas diferentes donde las definiciones se transforman en poéticas. La posibilidad de una convivencia con lo proyectual, o para ser más precisos la posibilidad de que lo proyectual sea concebido desde lo heurístico (no reglado, entonces, por parámetros cartesianos y positivistas) es casi una refundación de la idea de intervención transformadora en el mundo sin la asepsia de la exterioridad.
Wainhaus, en la saga de la tradición de los clásicos antiguos y de los románticos alemanes, nos recuerda que cualquier potencia transformadora compromete en primer lugar al sujeto de la acción y a su conciencia. Y al decir esto —que desde esta reseña suena casi a cliché— nos recuerda el vínculo olvidado entre técnica y cultura, entre el transformar y el ser. Un casi olvido que, de no ser por Gastón Breyer y todo el grupo de Heurística que ha venido trabajando en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, hubiera sido otra conquista más del pensamiento plano, lineal y grillado con el que la razón instrumental concibe la producción del conocimiento. No puedo más que celebrar en este texto la presencia de una perturbadora conciencia.

[Verónica Devalle es Socióloga y Doctora en Teoría e Historia de las Artes (UBA). Es Investigadora del CONICET y Profesora de Comunicación y Diseño y Estudios Culturales (FADU / UBA). Publicó La travesía de la forma. Emergencia y consolidación del Diseño Gráfico. 1948-1984 (2009). Entre otras publicaciones compiló —con Leonor Arfuch— Visualidades sin fin. Imagen y Diseño en la sociedad global. (2009).]